Queloides: Diez Años Después
Alejandro de la Fuente.
UCIS Profesor investigador de Historia y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh
“No podemos hablar de negros y blancos cubanos sin escindir profundamente la nacionalidad,” expresó un político republicano en 1940. No se trata de una voz aislada. Durante el periodo republicano, numerosos actores políticos e intelectuales reclamaron la necesidad de silenciar cualquier discusión sobre la llamada cuestión racial. Los que insistían en hablar del tema enterraban “un puñal en el corazón de la unidad nacional” y sembraban el odio y la división entre los cubanos. Según esta visión conservadora y edulcorada de la cubanidad, el racismo había desaparecido en la isla desde las luchas por la independencia. Era una visión según la cual la manigua “redentora” había eliminado para siempre los problemas sociales cubanos. Como dijo el grupo ultra-reaccionario ABC en los años treinta, “fundidos en un sólo ideal todos los cubanos, de la manigua trajeron la libertad.” Esta posición, que caló hondo en el ideario nacional cubano, tenía varias implicaciones importantes. En primer lugar, el racismo era enfocado como un problema resuelto. Hablar sobre el tema era no sólo peligroso, sino antipatriótico. Por eso Nicolás Guillén se refería a los que sustentaban esta posición como cubanos “de himno y banderita” que, aterrorizados ante una discusión franca sobre el problema, corrían a refugiarse detrás de la enseña e himnos nacionales. Desde luego, esta posición invitaba a la pasividad y rechazaba cualquier acción social a favor de la igualdad efectiva.
Pero a lo largo de la historia moderna de Cuba ha existido siempre una visión alternativa, popular y radical, que presenta a la nación igualitaria y racialmente integrada como un proyecto en vías de ejecución, un objetivo a lograr, un sueño inconcluso. Este sueño fue concebido en la manigua y articulado por José Martí en escritos como “Mi raza,” pero su realización requiere de la acción militante y comprometida de todos los cubanos de buena voluntad, de cualquier color o credo. La Confederación Nacional Obrera de Cuba lo dijo claramente en 1934: “los teóricos al servicio de la burguesía… se encargan de decir que en Cuba todos somos hermanos y que si negros y blancos fundieron su sangre en la manigua redentora no puede hablarse de razas.” O, como expresó el intelectual negro Angel Pinto, “Cuba es, quiéranlo o no los ilusos y los teorizantes de la cubanía, una democracia racista.” Ante esto, lo verdaderamente patriótico no era silenciar el tema del racismo, sino denunciarlo a toda voz para construir una nación verdaderamente igualitaria e integrada.
Los debates sobre raza, racismo e identidad nacional no son, pues, nada nuevo en nuestra historia y continúan, desde luego, en la Cuba de hoy. Hace diez años, un grupo de artistas plásticos replanteó la necesidad de discutir estos temas en tres exposiciones importantes que se realizaron en la Habana entre 1997 y 1999: Queloides (1997, Casa de Africa), “Ni músicos ni deportistas” (1999, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño) y Queloides II (1999, CDAV). El título de dos de las exposiciones anteriores, Queloides, captura algunos de los temas tratados por estos artistas. Queloides son cicatrices levantadas producidas por heridas. Aunque estas cicatrices pueden ocurrir en la epidermis de cualquier ser humano, muchos en Cuba creen que la piel “negra” es especialmente susceptible a producir queloides. Es decir, dicho título hace referencia, por una parte, a la persistencia de estereotipos raciales y, por otra, a los efectos sociales y culturales del racismo. A fin de cuentas, estamos hablando de heridas.
La propuesta es presentar una nueva exposición en la que un grupo de artistas que ha trabajado seriamente temas de raza, identidad y racismo en Cuba puedan presentar su trabajo. Muchos de los participantes colaboraron en las exposiciones anteriores, incluyendo cinco que estuvieron en las tres. El nuevo Queloides no sólo permitirá continuar una conversación necesaria sobre racismo y cubanidad, sino que permitirá observar como han evolucionado el trabajo y las concepciones de algunos de estos artistas.
curatorial project by: Alejandro de la Fuente and Elio Rodriguez
vista clásica