EVER FONSECA
Proveniente de las zonas rurales de la región oriental de Cuba, Ever Fonseca Cerviño (Guantánamo, 1938) llega a La Habana para estudiar en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENA) en Cubanacán. Eufórico, pleno de sus vivencias familiares y de los personajes simbólicos que habitaban el paisaje cubano, escenario de múltiples leyendas campesinas, Ever Fonseca comenzó a pintar grandes lienzos desbordando el caudal imaginativo y tenaz proveniente de lo más profundo de la simiente de su tierra.
Desde la primera etapa de su obra, sus pinturas, realizadas en óleo sobre lienzo, reflejaban las confluencias culturales que tuvieron lugar en el contexto antillano por la referencia a leyendas, donde conviven el güije o jigüe quienes son identificados como personajes nocturnos que emergen de los ríos, las anécdotas de carácter popular, las prácticas de creencias religiosas así como la historia local; surgieron en lo profundo de la vida del campesino cubano.
En sus lienzos, de colores sobrios, la línea negra destacaba la figuración humana la cual acogía elementos zoomorfos inmersos en la superficie bidimensional; describiendo en un plano múltiple la evocación de la existencia, como en un circo gigantesco conformando el escenario de la propia vida. Llenas de gran fuerza expresiva, sus figuras presenta ojos muy abiertos, flotan en el espacio pictórico; son alusiones al sol, a la luna, al mundo de las formaciones solares latentes, en medio de diversas representaciones de animales, tales como el camaleón, los peces, la mariposa, animales que, con su presencia, significan el relato múltiple del surgimiento y la transformación de las especies, expresando la metamorfosis permanente de los seres vivos, en continua floración con el ser humano.
En su obra reciente Ever Fonseca ha trabajado la escultura, integrando su creación pictórica tanto como las esculturas a instalaciones resueltas con fibras vegetales y plantas, creando un espacio donde se vincula todo su relato artístico, expresión tangible de su visión de la cultura cubana.
Guillermina Ramos Cruz, 2012
Ever Fonseca Cerviño (Guantánamo, 1938) who hails from the rural areas of eastern Cuba, came to Havana to study in the National School of Fine Arts (ENA) in Cubanacán.
Always upbeat, imbued with family connections and the symbolic characters that lived in the Cuban landscape, the source of many legends of the country people, Ever Fonseca began to paint large canvasses overflowing with the tenacious and imaginative stream coming up from the deepest roots of his land.
From the first phase of his work his paintings, done in oil on canvas, reflected the cultural confluences in the Antillean context, with references to legends where the güije or jigüe lives, those nocturnal beings that emerge from the rivers, the popular stories, the practice of religious beliefs or local history. They came up from the depths of the lives of Cuban country people.
In his paintings, done in somber colors, the black lines high- light the human figures, to which zoomorphic elements were attached, tangled in the two-dimensional surface. They described a multi-level evocation of existence, like a great circle making up the stage of life itself. Full of great expressive strength, his figures, with wide-open eyes, float in the space of the picture. They are allusions to the sun, the moon, the world of latent shafts of sunlight intermingled with animals like the chameleon, fish, and butterflies. The animals represent the multiple stories of the emergence and transformations of the various species, expressing the permanent metamorphosis of living things, in continuous interaction with humans.
In his recent work Ever Fonseca has worked in sculpture, integrating his pictorial imagery and sculpture into installations with plant fibers and plants, creating a space where his artistic narrative is connected in a tangible expression of his vision of Cuban culture.
Guillermina Ramos Cruz, 2012